Libreta sin dueño

Todas las cosas existen. Tras el silencio, que es como la oscuridad. La voz que es como la luz, ilumina las cosas que se encuentran al alcance de la vista. Pero en los dominios del silencio todo es incierto. Posible. Es allí donde surgen las ideas que no pertenecen a la mente. Donde hay demasiadas voces, la luz puede dejarnos sordos. Donde solo es posible ver una voz que no se escucha, el camino es más claro. Donde los dedos sienten la brisa, que la vista no alcanza, podemos encontrar la verdad que los oídos no pueden ver. Todo existe, donde los sentidos no pueden entrar. Todo existe en la única parte de nuestro cuerpo que no puede ser abrumada por los sentimientos, porque su fin es superior. Está donde se encuentra todo lo que no se puede sentir, pero se debe saber. Para sentir mejor. Por eso, se debe callar. Para poder existir, mas allá de donde los sentidos tarde o temprano van a morir.

Déjame abrazarte. Ven y permite que encierre en tu cuerpo toda esta emoción que me causa verte. Te he esperado durante tanto tiempo. Viendo pasar los días, pensando lo maravilloso que sería tenerte, aun sin conocerte. Ahora que puedo aprovechar ese tiempo, no permitas que se pierda. Abrázame con fuerza durante lo poco o nada que queda, para no ver el recuerdo separarse de nosotros, para que cuando se destruya el instante quede algo. Para que nuestra historia, deje sentido a esto que parece un sueño. Un sueño en el que no me pierdo. Un sueño del que no despierto con miedo. Un sueño que alimenta una ilusión, y que le da calor a mi alma en el refugio de tus brazos. Ese lugar en el que puedo ser yo, y no temer ni pensar en nada más.

Corría el mes más frío del año. La presión de la rutina, se elevaba a flote como la espuma de la cerveza. Dejando así, en el subconsciente, esa necesidad de volar por los paisajes del vasto mundo, ese mundo con el que siempre soñaba, y que a pesar de haberlo recorrido, sentía que casi no lo conocía. Imaginaba las altas montañas e infinitos paisajes en lugares como, Asia, África, Oriente Medio, etc. Todos pasaban por su mente. Mientras, iba de camino al metro atravesando grandes avenidas, y sorteando con la imaginación,   los rascacielos de la ciudad. Emocionado y ansioso por huir de la urbe, sostenía en su mano un boleto de avión que lo llevaría al otro lado del mundo. Sin más destino fijo, que huir. El papeleo había sido lento, y él ya se sentía agotado, saturado de la misma estancia día tras día. Su amor, era la libertad, al menos hasta ese momento, y había pasado mucho tiempo sin ella. Amor… ¿Qué es realmente? ¿De qué me sirve? Un instinto egoísta que no necesito. Con la